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martes, 6 de julio de 2010

NO HAY LIBERTAD ECONÓMICA E INDIVIDUAL SIN ESTADO

Hace unos días tuve la ocasión de presentar en la Fundación Rafael del Pino el libro “La Nueva Legislación española ante la evolución del Derecho de la Competencia”, junto a mis compañeros coautores Luis Berenguer y Antonio Robles. Nos hicieron el honor de participar en el acto de presentación Joaquín Almunia y Pedro Solbes. El libro ha sido editado bajo el patrocinio de la Fundación Rafael del Pino por Marcial Pons en este año 2010.

Han transcurrido varias semanas desde la publicación de la obra, lo que aprovecho para intentar explicar la política que se encuentra entre sus líneas de sabor jurídico y económico.

Sin duda, el trabajo parte de la confianza en los beneficios de la competencia en el mercado. Así, cuando los agentes económicos compiten los ciudadanos reciben productos y servicios con mejores precios, de mayor calidad y más innovadores. Y ello se traduce, finalmente, en la mejora del bienestar de la sociedad.

Esa confianza en la competencia en los mercados no se extiende a la prestación de los servicios públicos esenciales a los ciudadanos. Aquí esta en juego la equidad, y el mercado no se ocupa, ni se preocupa, de la justicia de las transacciones económicas, sino de la maximización de los beneficios. Por eso, siempre entendí que la presencia del mercado en la prestación de servicios públicos esenciales ha de medirse con grano de sal.

También no debe olvidarse que la competencia lleva en sí misma el germen de la autodestrucción, como advirtió hace muchos años el mercantilista Joaquín Garrigues.

Los agentes económicos hacen pactos para eliminar la competencia; otras veces abusan de su poder en el mercado e imponen condiciones que dañan a la competencia; en algunas ocasiones se concentran y crean estructuras de mercado que no avivan el juego de la competencia. Y las propias Administraciones Públicas con las ayudas públicas pueden, igualmente, distorsionar la competencia.

Se trata de fallos del mercado que se corrigen mediante la intervención del Estado en la Economía. Las Leyes de defensa de la competencia son instrumentos de intervención gradual del Estado en la Economía.

Y plantean la secular discusión de la relación del Estado con el Mercado. Una relación que históricamente ha sido de tipo acordeón: a etapas de ensanchamiento del Estado frente al Mercado, han seguido otras de restricción del Estado y de ampliación del Mercado.

Precisamente, la caída del Muro de Berlín en la última etapa del siglo XX impulsó una época de ampliación del Mercado que hemos conocido como la globalización.

La gran crisis financiera y económica de principios del siglo XXI invita a la reflexión sobre las relaciones del Estado con el Mercado. ¿Cuáles son los elementos de ese debate?

Por lo pronto, hay que rechazar a los profetas y a todas las propuestas que contienen profecías históricas sobre el destino irreversible de las sociedades humanas. Las profecías carecen de método científico, y conducen a la dictadura de los hombres. Y también conviene apartar las propuestas que desdeñan a los hombres y a las mujeres, a la razón humana, como instrumento del cambio y transformación de las sociedades, porque acaban en la dictadura de los mercados.

Soy firme partidario, casi partisano, del camino de en medio, y digo que el futuro depende de nosotros mismos, y nosotros no dependemos de ninguna necesidad histórica. Es verdad, no podemos controlar la ingente cantidad de información que acumula una sociedad moderna, pero podemos corregir los errores que hemos provocado.

El peso de la democracia y de la razón pública (entendida como debate y discusión comprometida de todos) nos debe permitir liderar la regulación de la globalización a pesar de la complejidad de la tarea, pues hay que procurar y coordinar decisiones soberanas de los Estados.

Tenemos un problema, más que de reforma, de reformación social y económica. Hay que proceder con rigor, aplicando los métodos de la ingeniera social gradual, utilizando la más amplia base de información posible para la toma de las decisiones.

Son tiempos para la mejor política, para la participación de todos. Son tiempos para el Estado como impulsar y garante de las libertades individuales y económicas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

GINER ASQUEROSO!! DEJA LA UNIVERSIDAD EN PAZ!! ESTAMOS HARTOS DE TI Y DE TU MISERABLE PRESENCIA. PREPOTENTE, BASURA, MIERDA,...MUERETE!!! MAFIOSO...ME DAS ASCO! ERES UN JODIDO MIERDA, Y TE VAMOS A MATAR. SABEMOS DÓNDE VIVES. GINER BASURA, BASURAAAA MALDITO CARA JAULA, DIOSSS QUE FEO ERES, Y ENCIMA HUELES MAL. PUTO MIERDA, TE VOY A PONER LA BOCA EN UN BORDILLO. ASQUEROSOOOOO FASCISTA CABRÓN CONTIGO AL PAREDÓN!!