La filosofía política contemporánea entiende la democracia con una perspectiva amplia. La democracia no es solamente una exigencia de elecciones y votos. Es mucho más abierta y comprende lo que John Rawls llamó «el ejercicio de la razón pública». La democracia se entiende mejor como el “gobierno por discusión”.
La participación política, el diálogo y la interacción pública constituyen los ejes del razonamiento público en la práctica de la democracia. Las elecciones y los votos tienen un papel crucial para la expresión y efectividad del razonamiento público. Y la discusión pública y la participación política cotidiana sobre los temas políticos relevantes que afectan a la sociedad pueden evitar las actitudes conformistas, el miedo y la ansiedad cuando la ciudadanía finalmente tiene que pronunciarse sobre la opción política que desea apoyar en los comicios.
La corrupción política es la herencia que va a dejar el Partido Popular de Madrid. La gestión que el PP presentará a los próximos comicios municipales y autonómicos tiene tres marcas reconocidas por la ciudadanía: Gürtel, espionaje y Fundescam.
La corrupción política daña profundamente la confianza de los ciudadanos en el sistema político y en las instituciones democráticas, y lesiona la convivencia en sociedad. La corrupción política genera unos patrones de conducta que podrían reproducirse de forma mimética en todos los sectores de la sociedad. La corrupción política tampoco produce un clima de confianza para el desarrollo económico de la Comunidad de Madrid mediante la atracción de inversiones.
Los valores y las normas cuentan. Los individuos no se mueven únicamente por los beneficios personales. Los gobiernos y los políticos tienen una especial responsabilidad ante la ciudadanía. Tienen que dar una absoluta prioridad a la honradez y a la rectitud. Si la vara de medir está bien, la madera estará recta.
La prensa y los medios de comunicación han jugado un papel extraordinario en la denuncia cotidiana y continua de la corrupción del PP madrileño en los asuntos Gürtel, Fundescam y en la trama del espionaje.
Los medios de comunicación han difundido las noticias sobre la corrupción política del PP en Madrid y han fomentado el escrutinio crítico de las mismas, contribuyendo a una formación de valores libre e informada. Los medios de comunicación han impulsado en estos temas complejos y deleznables de la corrupción política el razonamiento público, fortaleciendo la democracia como gobierno por discusión.
Los representantes políticos e institucionales del PSM tenemos que llevar la lucha contra la corrupción política en Madrid al primer lugar de nuestras agendas. Terminar con la corrupción es una prioridad. Hay que ser rotundos contra la corrupción política, no valen las tácticas, ni los análisis políticos oportunistas de mesa de camilla. Tenemos que ser rotundos y contundentes con los nuestros, e intransigentes y exigentes con las responsabilidades políticas de los dirigentes del Partido Popular por la corrupción. Está en juego nuestra credibilidad.
La democracia como razón pública exige que las responsabilidades del PP de Madrid por la corrupción política se ventilen en las próximas elecciones municipales y autonómicas. Además la razón publica demanda un trabajo continuo, sistemático y cotidiano de denuncia en la Asamblea de Madrid y en los medios de comunicación de todas las irregularidades y presuntas ilegalidades cometidas por el Gobierno regional por parte de los representantes políticos e institucionales del PSM.
Esperanza Aguirre como Presidenta del PP de Madrid y de un Gobierno regional azotado por los problemas de corrupción política tiene que dar explicaciones y asumir sus responsabilidades. Llegó al Gobierno bajo la sospecha de la corrupción con el mayor escándalo de la historia de la democracia española, que nos lo acaba de recordar recientemente Tamayo con su visita a la Puerta del Sol.
Los gobiernos de Aguirre han afrontado y tienen severos problemas de corrupción política. Los madrileños y madrileñas no se merecen esta Presidenta, ni debería aspirar a repetir como candidata del PP a la Presidencia de la Comunidad de Madrid.
Los socialistas madrileños tenemos que comparecer ante estas elecciones municipales y autonómicas. Para ello debemos presentar a nuestros mejores candidatos y candidatas. Antes hay que cumplir con las exigencias políticas que nos corresponde en el marco de la democracia como razón pública reclamando a nuestros adversarios sus responsabilidades por la corrupción política.
La participación política, el diálogo y la interacción pública constituyen los ejes del razonamiento público en la práctica de la democracia. Las elecciones y los votos tienen un papel crucial para la expresión y efectividad del razonamiento público. Y la discusión pública y la participación política cotidiana sobre los temas políticos relevantes que afectan a la sociedad pueden evitar las actitudes conformistas, el miedo y la ansiedad cuando la ciudadanía finalmente tiene que pronunciarse sobre la opción política que desea apoyar en los comicios.
La corrupción política es la herencia que va a dejar el Partido Popular de Madrid. La gestión que el PP presentará a los próximos comicios municipales y autonómicos tiene tres marcas reconocidas por la ciudadanía: Gürtel, espionaje y Fundescam.
La corrupción política daña profundamente la confianza de los ciudadanos en el sistema político y en las instituciones democráticas, y lesiona la convivencia en sociedad. La corrupción política genera unos patrones de conducta que podrían reproducirse de forma mimética en todos los sectores de la sociedad. La corrupción política tampoco produce un clima de confianza para el desarrollo económico de la Comunidad de Madrid mediante la atracción de inversiones.
Los valores y las normas cuentan. Los individuos no se mueven únicamente por los beneficios personales. Los gobiernos y los políticos tienen una especial responsabilidad ante la ciudadanía. Tienen que dar una absoluta prioridad a la honradez y a la rectitud. Si la vara de medir está bien, la madera estará recta.
La prensa y los medios de comunicación han jugado un papel extraordinario en la denuncia cotidiana y continua de la corrupción del PP madrileño en los asuntos Gürtel, Fundescam y en la trama del espionaje.
Los medios de comunicación han difundido las noticias sobre la corrupción política del PP en Madrid y han fomentado el escrutinio crítico de las mismas, contribuyendo a una formación de valores libre e informada. Los medios de comunicación han impulsado en estos temas complejos y deleznables de la corrupción política el razonamiento público, fortaleciendo la democracia como gobierno por discusión.
Los representantes políticos e institucionales del PSM tenemos que llevar la lucha contra la corrupción política en Madrid al primer lugar de nuestras agendas. Terminar con la corrupción es una prioridad. Hay que ser rotundos contra la corrupción política, no valen las tácticas, ni los análisis políticos oportunistas de mesa de camilla. Tenemos que ser rotundos y contundentes con los nuestros, e intransigentes y exigentes con las responsabilidades políticas de los dirigentes del Partido Popular por la corrupción. Está en juego nuestra credibilidad.
La democracia como razón pública exige que las responsabilidades del PP de Madrid por la corrupción política se ventilen en las próximas elecciones municipales y autonómicas. Además la razón publica demanda un trabajo continuo, sistemático y cotidiano de denuncia en la Asamblea de Madrid y en los medios de comunicación de todas las irregularidades y presuntas ilegalidades cometidas por el Gobierno regional por parte de los representantes políticos e institucionales del PSM.
Esperanza Aguirre como Presidenta del PP de Madrid y de un Gobierno regional azotado por los problemas de corrupción política tiene que dar explicaciones y asumir sus responsabilidades. Llegó al Gobierno bajo la sospecha de la corrupción con el mayor escándalo de la historia de la democracia española, que nos lo acaba de recordar recientemente Tamayo con su visita a la Puerta del Sol.
Los gobiernos de Aguirre han afrontado y tienen severos problemas de corrupción política. Los madrileños y madrileñas no se merecen esta Presidenta, ni debería aspirar a repetir como candidata del PP a la Presidencia de la Comunidad de Madrid.
Los socialistas madrileños tenemos que comparecer ante estas elecciones municipales y autonómicas. Para ello debemos presentar a nuestros mejores candidatos y candidatas. Antes hay que cumplir con las exigencias políticas que nos corresponde en el marco de la democracia como razón pública reclamando a nuestros adversarios sus responsabilidades por la corrupción política.
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